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lunes, 20 de julio de 2009

desde la culta Salamanca escriben que "resulta inaudito que Evo siendo indígena no sepa uno por los menos" de los 36 idiomas que dice existen en Bol.


Convencidos y dubitativos

Por Jesús Ruiz Nestosa

Salamanca. - Bertrand Russell dijo que “El problema más grave de nuestra época es que los imbéciles están profundamente convencidos y los inteligentes son un mar de dudas”. Si la frase no es clara, la aclaro a mi manera: los unos están convencidos de cualquier cosa y esto quiere decir con toda precisión “cualquier cosa”. Los otros ponen en duda todo.

El pasado jueves 16 se reunieron tres de los conductores del “socialismo del siglo XXI” para arropar al “compañero” Evo Morales en los festejos del segundo centenario de la independencia de Bolivia de la Corona española. Rafael Correa (Ecuador), Hugo Chávez (Venezuela) y Fernando Lugo (Paraguay) asistieron sonrientes al desfile cívico-militar que se realizó en la plaza “Gualberto Villarroel“, lugar en que fue asesinado por una turba el entonces presidente constitucional boliviano (1945-1946) y su cadáver colgado de un farol de esa plaza.

Evo Morales, el primer presidente indígena de América Latina que no habla ninguno de los treinta y cinco idiomas nativos oficiales que reconoce la Constitución de ese país, dio la bienvenida al “nuevo ejército bolivariano”. Atrás de esta idea está el dinero del petróleo de Venezuela y del presidente socialista bolivariano Hugo Chávez que busca armar a los países del continente para “luchar contra el Imperio”. En este caso: Estados Unidos de Norteamérica.

El presidente socialista bolivariano quizá no tenga buena memoria o bien la tiene partida en dos: una dedicada a sus delirios políticos y la otra dedicada a los negocios. Ni una ni otra se destacan por su buen funcionamiento. Venezuela, actualmente, según declaraciones de su propio Gobierno, produce tres millones de barriles de petróleo por día. De ellos, 1,2 millones de barriles se exportan a los Estados Unidos de Norteamérica. Lo cual quiere decir que en plena guerra contra el Imperio, de tanto en tanto Chávez decretará una tregua para reclamarle a los Estados Unidos que le pague los envíos de petróleo, de lo contrario no podrán seguir con sus actividades bélicas. Es poco más o menos, pero en serio, como aquel monólogo que decía el humorista español Gila. Hablando por teléfono con el enemigo le preguntaba a qué hora iban a bombardear pues ellos querían utilizar el avión luego y que no se olvidaran de devolverle los mapas para establecer la estrategia de defensa y ataque.

Evo Morales pidió que los militares latinoamericanos no se formen más con militares norteamericanos. En materia de memoria está igual que Chávez, ya que los militares bolivianos se forman de acuerdo a planes de ayuda y financiación de los Estados Unidos de Norteamérica.

Fernando Lugo, por su parte, que parece fascinado por la personalidad del presidente socialista bolivariano, al lado del cual se sentó para presenciar el desfile, se encuentra muy feliz y confortable en la residencia presidencial, mucho más cómoda que el antiguo obispado de San Pedro, y tal vez piense ya en los gloriosos ejércitos derrocando al Imperio mientras el país es azotado de manera inmisericorde por la gripe H1N1. No hay en el país reactivos para hacer las pruebas necesarias para diagnosticar la enfermedad, ni ningún tipo de medicamento para atender a los enfermos. Los hospitales han sido superados en su capacidad y los médicos y auxiliares son insuficientes para atender a todos los enfermos.
Buen papel estamos haciendo. Lugo tendría que llevar adelante la idea de la consulta popular. Ya que Morales le dijo que el mejor poder legislativo es el pueblo, pues que vaya y le pregunte no sobre qué piensa acerca del Poder Legislativo.

Sería bueno que pregunte cuántos jóvenes están dispuestos a integrar el nuevo “ejército bolivariano” que solo responde a la desbordante megalomanía de Chávez y cuántos están dispuestos a morir por el “socialismo del siglo XXI” tratando de humillar a las fuerzas del Imperio.

Estamos ya enterados del tipo de celo que puso en el cuidado de su feligresía en los años que ejerció como obispo del departamento de San Pedro. No debe extrañarnos entonces el cuidado que pone en la administración del país ahora que ha llegado a la presidencia de manera tan gratuita, ya que ni entonces ni ahora dio muestras de tener un proyecto de país, un proyecto de gobierno ni mucho menos planes para administrarlo. Con el lema de “A Chávez rogando y al Imperio aporreando” no vamos a salir del pozo en que estamos.

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