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miércoles, 1 de julio de 2015

Lizandro vivirá en el recuerdo de sus amigos y colegas porque su espíritu entusiasta, altruísta, optimista si se quiere perdurará en el recuerdo. Paz en su tumbra. LTD

En los amplios círculos en los que participó el colega Lizandro Coca Olmos aún no queremos aceptar que la parca se haya ensañado con él. Quisiéramos que de pronto aparezca con ese entusiasmo profundo que tenía por la vida y la sociedad, dispuesto siempre al diálogo amplio y respetuoso, y la difusión del pensamiento por encima de las eventuales diferencias.

Lizandro ha sido un excelente compañero de ruta de quienes trabajamos en Los Tiempos. Primero, como columnista; luego, colaborándonos en la sección Puntos de Vista y, el pasado mes, en la Internacional. En todas estas actividades demostró no sólo conocimiento e interés, sino un profundo compromiso con la búsqueda de la verdad y, por tanto, comprendiendo plenamente el deber de la equidistancia y el pluralismo, junto a una actitud abierta a la crítica, cualidades que le permitieron desarrollar sus labores en forma fluida y consolidar amistades.

La realidad nos señala con total crudeza que ya no veremos a Lizandro en nuestra redacción. Sin embargo, es posible creer que mientras sigamos en este oficio quienes trabajamos con él no lo olvidaremos, y recogeremos su legado de ampliar siempre horizontes, escuchar los criterios ajenos, defender la democracia y proponer tópicos sobre los cuales debatir porque emergían de su creciente conocimiento de nuestra sociedad.

A su familia, particularmente a su hijo, desde Los Tiempos les deseamos cristiana resignación, que es lo único que podrá paliar los duros momentos de dolor que están atravesando, así como nuestra total de solidaridad.
Paz en su tumba