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jueves, 26 de agosto de 2010

con agudeza de ingenio el periodista Toro Montoya devela la VENGANZA de Evo en contra de Potosí

Machaca, machaca, machaca…

Imagino que los lectores de esta columna que no son potosinos ya están cansados de que me refiera por tercera semana consecutiva al conflicto de esta región con el Gobierno central.

Créanme: para esta semana apunté un par de temas diferentes en la agenda porque, al igual que ustedes, supuse que ya se había hablando bastante del asunto pero la gente del Gobierno siguió con la cantaleta de que el paro potosino de 19 días fue político y, para colmo, tradujo sus palabras en acciones así que no tuve más remedio que volver a rumiar del mismo pasto.

Lo que me terminó de persuadir fue la información de que “el Gobierno invertirá este año 100 millones de dólares en la construcción de aeropuertos, entre internacionales y terminales turísticas”. Pongo todo eso entre comillas, como lo seguiré haciendo más adelante, porque, para evitar posibles suspicacias, lo copié de un cable de la gubernamental Agencia Boliviana de Información (ABI).

Se trata, obviamente, de un anuncio positivo. Que el Gobierno pretenda mejorar los servicios turísticos existentes en el país es algo que merece todo elogio.

El detallito es que, si bien entre las terminales aéreas internacionales programadas “está incluido el aeropuerto de Oruro”, no pasa lo mismo con el de Potosí porque “se debe esperar que la Gobernación entregue el estudio a diseño final, para gestionar el financiamiento y comenzar con las obras”.

Intenté aplicar la regla de la bona fide a este asunto recordando que el tema del aeropuerto internacional de Potosí ya se definió en enero de este año mediante una ley expresa, subrayé la parte del cable que señala que “se construirán otros diez (aeropuertos) turísticos, entre ellos el de Uyuni, con 12 millones de dólares de inversión, que será inaugurado hasta fin de año, con proyecciones futuras de otorgarle categoría internacional” e hice otros ejercicios pero, al final, llegué nomás a la conclusión de que detrás de todo esto hay un obvio intento de venganza.

La exigencia de que se construya un aeropuerto internacional para Potosí, sin utilizar los recursos de la región sino los del TGN, fue una de las demandas que precipitó el paro de los 19 días pero el Órgano Ejecutivo se ratifica en la ley de enero y carga la responsabilidad del proyecto a la Gobernación departamental. En otras palabras, si los potosinos queremos aeropuerto, el gasto tendrá que salir de nuestros bolsillos mientras que los de las demás regiones se harán con plata del todavía Estado centralista:

“la construcción del aeropuerto internacional de Oruro, cuyo contrato fue firmado el pasado domingo, está consignado en el plan del Gobierno 2010-2015, con una inversión de 18,8 millones de dólares”… ¿les parece justo?

Si quiere más pruebas de que el Gobierno ya está pasando la factura por el paro potosino, sepa que, entre otras cosas, hasta ahora no ha desembolsado un solo centavo para el Bicentenario del 10 de Noviembre y, en cambio, está buscando la forma de sancionar a los masistas que participaron en la movilización.

Se trata, entonces, de típicos actos de venganza; es decir, de esa malsana satisfacción que se siente al devolver el agravio recibido.

Aunque en tiempos tribales la venganza fue una forma de hacer justicia —como todavía ocurre con la denominada “originaria”—, la diferenciación entre ambas convirtió a aquella en un acto más ultrajante que reparador, propio de almas débiles y mentes enfermas.

Al margen de sus demás acciones de revanchismo, lo de los aeropuertos es una perfecta aplicación de la bárbara Ley del Talión, regulada por los babilonios ya en el Siglo XVII a. de C.: ojo por ojo, diente por diente, sangre por sangre y vida por vida.

En el caso de este gobierno, construirá 19 aeropuertos, uno por cada día de paro potosino.

El autor es periodista | www.columnistas.net

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