Dedicó gran parte de su discurso a la posibilidad de que el excandidato presidencial Manfred Reyes Villa quiera huir del país y pidió a los policías que lo impidan. Es evidente que los aparatos represivos del gobierno se han incrementado ostensiblemente durante los últimos cuatro años pero no ha ocurrido lo mismo con los servicios de seguridad ciudadana.
Los servicios de inteligencia, cubanos y venezolanos, están brindando asesoramiento en todo lo que se refiere a métodos de intoxicación de la opinión pública y en cuanto a la ejecución de operaciones encubiertas, todo esto con objetivos claramente políticos pero de la inseguridad que campea en las ciudades del país, el presidente no dijo nada, lo que desnuda cual es su principal área de interés.
El rol de la Policía Nacional está siendo cambiado radicalmente y a ello se debe el cierre por un año de la Academia de Policías. Sabemos que la institución ha sido afectada de forma permanente por una serie de males, entre ellos la corrupción pero al parecer se quiere agregar uno nuevo y que está referido a concebir a la Policía únicamente como un instrumento represivo al servicio del gobierno y del partido de turno.
De esto ya se tiene algunos antecedentes como las agresiones a periodistas y hasta serios indicios de la participación de algunos policías en atentados terroristas que luego son atribuidos a supuestas acciones separatistas.
Es una característica de los Estados autoritarios la instrumentalización de las instituciones y servicios de seguridad y también son conocidos los extremos a los que se puede llegar independientemente si estos regímenes se reclaman de derecha o de izquierda.
Los resultados no serán beneficiosos para el país con un gobierno que controle absolutamente todos los ámbitos de la actividad nacional y más aún si este concibe la confrontación política en términos militares y policíacos.
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