Ante la aprobación de la Ley contra la Corrupción por la Asamblea Legislativa, el Centro Greco-Cochabambino de Pensadores y Clientes del Bar Comercio (el Barco) ha remitido al Palacio de Gobierno, al Palacio del Sillpanchu y al Palacio de las Medias un profundo estudio sobre La Corrupción en Bolivia, mediante el cual se llega a la conclusión de que la ley es un buen intento de moralizar a los bolivianos pero que es tardío porque el mal se halla muy avanzado, pues ha llegado a la “contumelia de la nacionalidad”.
El presidente de los pensadores greco-cochabambinos, Aristóteles Giorgiadis Quiroga (sobrino del ex entrenador del club Bolívar Dan Giorgiadis), vino desde la ciudad del Rocha River para hacer entrega oficial del documento traducido al español y al aymara, pues el texto original fue redactado en griego y quechua, para entregarlo en el Palacio de Gobierno, rogándome que las copias destinadas al Palacio del Sillpanchu y el Palacio de las Medias las entregara yo, encargo que acepté gustoso.
El documento es muy extenso pues consta de mil páginas, mamotreto imposible de ser leído por este servidor, ni por muchos miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Multicolor y Folklórica, lo que me impide hacerlo conocer a mis lectores en su totalidad, limitándome a sólo los puntos que más me llamaron la atención.
Entre los capítulos positivos sobresale “la necesidad inaplazable de empezar a construir unas mil cárceles, por lo menos, a lo largo y a lo ancho del territorio nacional en vista de que el alcance de la ley aprobada se amplía a delitos consumados muchos años atrás. Este nuevo régimen carcelario debería incluir la categorización de los establecimientos penales, para lo cual se deberían construir cárceles de una, dos, tres, cuatro y cinco estrellas, similar al reglamento hotelero, pues no sería correcto encerrar a un ex Presidente corrupto en el mismo penal que a un ex dirigente sindical que se enriqueció vendiendo ataúdes de mala madera a la Comibol.
También se sugiere en el documento que mientras sean construidas las mil o más cárceles para los corruptos de ayer, hoy y mañana, se utilicen algunas escuelas y colegios estatales, porque los autores del documento consideran que el encarcelamiento de los corruptos (mejor si son de la oposición) es más importante que estar pagando sueldos al magisterio dirigido por trotskistas contrarios al stalinismo katarista que pretenden instaurar algunos ideólogos del actual Gobierno.
Dicen los autores del proyecto que tendría que existir una especializada para policías corruptos que —según se dice— hay muchos y muy ricos. Esta cárcel especializada no estaría bajo vigilancia policial sino de actuales reos que sufren los rigores policiales en las prisiones del país donde penan delitos menores en comparación con las fortunas acumuladas por algunos ex jefes de la Policía Nacional.
Consultado Aristóteles Giorgiadis Quiroga sobre la ley aprobada, me dijo: “La corrupción no desaparecerá por ésta y otras leyes o decretos, pues la corrupción es universal y está incubada en el alma humana”.
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