Ya se le ha hecho costumbre al presidente eso de ausentarse del país cada vez que “las papas queman”. En ocasiones anteriores fue en momentos de intensa conflictividad, como el enfrentamiento de Huanuni y la represión policial en Caranavi, entre tantos otros casos. Hoy ha sido para no asumir la medida antipopular del dieselazo/gasolinazo, viajando a Caracas para arroparse en el regazo de Hugo Chávez, dejando al vicepresidente Álvaro García Linera a cargo de anunciar un nuevo zarpazo al bolsillo de la gente. Es sin duda una estrategia gubernamental para preservar la imagen del presidente ante momentos críticos o medidas de desgaste, expediente que cada vez será menos efectivo, una vez que la ciudadanía comienza a captar la existencia de esta estratagema. Lo cierto es que Evo huye, actitud boomerang que acabará por volverse en su contra. La “verdad de la milanesa” en el tema del gasolinazo es que las finanzas públicas están quebradas: es la caída de las máscaras de la Evonomics, resultado del jolgorio y el despilfarro de una administración prebendalista y carcomida por la corrupción. Tampoco parece tener capacidad el padrino Chávez de sostener económicamente a su pupilo con petrodólares, ante el estado calamitoso de la “revolución bolivariana”. En el cálculo gubernamental debió estar presente, a la hora de decidir esta medida, la lejanía de cualquier consulta electoral y la debilidad de la oposición, visión que, sin embargo, podría hacer agua ante un incremento de la conflictividad vía movilización de los sectores populares.
notishots@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario