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lunes, 3 de enero de 2011

Evo no está más allá del bien y del mal. ha quedado clara la improvisación la confusión ideológica y hasta el errado cálculo. el problema sin resolver

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es

Cuando el presidente Morales dice que habiendo abrogado el DS Nº 0748 y siguientes, todas las cosas vuelven a la antigua situación, no se da cuenta – o pretende soslayar – que aun con la abrogación, la medida asumida inicialmente ha provocado efectos en la encomia y – también - en la política del país, que muy difícilmente podrán revertirse.

Por una parte, el DS 748 ha producido una expectativa de alza en los bienes y servicios en el país que no será fácil que retornen a los existentes al momento de su emisión; por más que el decreto haya sido abrogado, los precios de varios productos ya han sufrido un alza, situación que inevitablemente tiene y tendrá un impacto en la capacidad adquisitiva de la población. Por otra parte, se ha inducido con el propio decreto, una expectativa de incremento salarial para el 2011 que esta en el orden del 20%, porcentaje que con seguridad se convertirá en "bandera" de las organizaciones sindicales para la negociación del 2011. Finalmente, con el retiro de la medida, el gobierno esta obligado a resolver "de alguna otra manera" los costos de la subvención de carburantes y el contrabando de hidrocarburos a los países vecinos, temas (ambos) que desnudan los niveles de ineficiencia e improvisación con los que se ha venido manejando la encomia.

En lo político, la situación es aun peor. El gobierno al retirar su decreto a acabado aceptando como real la amenaza de la población de echarlos del palacio. Ante esa dura realidad - que bien pudo producirse en el transcurso de la primera semana del 2011 - el gobierno no tuvo otra alternativa que derogar su decreto. Por supuesto que a estas alturas, nadie le creerá que lo hace cumpliendo el juramento de "gobernar obedeciendo" cuando en estos 6 años, les hemos visto tomar decisiones sin consultar a nadie, con la mayor prepotencia y ensimismamiento.

Los hombres fuertes del régimen y el propio presidente Morales, han llevado tan lejos las cosas que, - supongo, sin pensarlo - han estado tan cerca de irse del palacio con el mismo Sánchez de Lozada el 2003. En esas circunstancias sostener que retiran la medida pensando en el interés de los bolivianos, es francamente una actitud de cinismo que no tiene otro objetivo que disimular la situación en la que se encuentran. Con mucha claridad los bolivianos, particularmente del occidente del país (se supone bastión de sus triunfos electorales) le dieron un ultimátum al presidente Morales. O deroga el decreto 748 o se va del palacio. En ese escenario - por supuesto - han hecho lo prudente: ceder y quedarse. Sin embargo, también ha quedado evidente que no existe ese apoyo irrestricto de la sociedad boliviana a las acciones de Evo Morales y, por el contrario, se ha desnudado, una acumulación silenciosa de rechazo a las cosas que se hacen a nombre del pueblo. Por supuesto que cuando la población rechazaba el decreto, también se estaba acordando de la compra millonaria del avión presidencial, del satélite de mas de 300 millones de dólares, de las donaciones de alimentos Cuba y Venezuela, de la falsa nacionalización de YPFB, de la judicialización de la política para perseguir a los opositores, del "rodillazo", etc., etc.

Lo que ha sucedido la anterior semana, es la manifestación más espontánea de la sociedad boliviana, de rechazo a lo que viene haciendo el gobierno a nombre del interés de todos y, a partir de ese hecho, se abre un escenario distinto que obliga al gobierno a ser responsable de sus acciones.

En lo social, lo acontecido ha servido para establecer el grado de obediencia de los sectores afines al MAS, mismos que en la mayoría de los casos, le han retirado su respaldo incondicional. Todo indica que a partir de ahora, el gobierno tendrá la necesidad de realizar "verdaderas" consultas a sus aliados sociales si quiere seguir gozando de su respaldo.

Internamente, el MAS se encuentra en una situación de desagregación y contradicciones provocadas por la promulgación de las medidas, mismas que sitúan al partido de gobierno – por primera vez en la ultima década – en una situación de vulnerabilidad e inestabilidad. La reposición de liderazgos no se producirá sino tras una purga muy dura que intentara reconocer quienes son los auténticamente leales al instrumento. Ha quedo establecido que varios sectores sociales no están subsumidos a la dirección política del MAS y peor aun, que "el instrumento" no cuenta con cuadros políticos capaces de defender los idearios de su partido. Una mezcla de mediocridad y temor ha inmovilizado a sus operadores políticos a la hora de enfrentar la decisión del presidente de continuar con la medida.

En lo personal Evo Morales, creo que ha recibido un baño de humildad que los bolivianos le han regalado justo para el año nuevo. Después de la amenaza de echarlo del palacio, si no retira su decreto, Evo Morales no podrá seguir pensado que esta más allá del bien y del mal
En lo ideológico, ha quedo evidente la improvisación con la que responden a sus propios idearios, cuando han asumido una medida mezcla de comunitarismo neoliberal, que felizmente ha sido rechazada por todos los bolivianos.

Finalmente a ojos de la comunidad internacional, el país ha ratificado que pasa por un mal momento; de tumbo en tumbo. De las declaraciones inapropiadas y hasta grotescas en la cumbre de Tiquipaya, pasando por la postura intransigente y solitaria de Cancún, para llegar a diciembre del 2010 con una medida que, no se sabe a ciencia cierta, si pretendía profundizar el socialismo comunitario o relanzar el capitalismo andino amazónico.

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