Tal vez muchos no recuerdan los duros discursos que pronunciaba su excelencia contra los periodistas, las veces que se difundía por los medios de comunicación los malos pasos que daba el oficialismo. Refrescamos la memoria: en la Asamblea Constituyente que, para colmo, sus integrantes se aplazaron, incluso, con desquite. Por el lado de arriba, cual comanche renegado, dicha autoridad defendía a raja tabla la originalidad de dicho evento; mientras la oposición insistía en que era derivada de un pode restablecido.
Miren ustedes, en qué acabó dicho pleito, muertos por aquí y muertos por allá, desparramados a la voracidad de los movimientos sociales afines a los dos lados. El famoso cambio tan sólo resultó ser un eslogan al proceso de cambio, que de cambio sólo le cambiaron sus sinónimos. Veamos: cambiaron los pesares por penas, la corrupción por corruptos, nepotismo por compadrerío, desempleo por desempleados, emigración por migración, nacionalización por apropiación y compra. Trágico desenlace gonista, con tragedia masista moralista, en fin, así enumeraríamos una larga lista si tuviéramos espacio.
¿Se acuerdan de los hechos sangrientos en Huanuni-Oruro, donde se enfrentaron mineros contra mineros con el saldo de más de veinte personas muertas? Quien lo puede olvidar.Cochabamba también lloró a sus muertos un enero negro. En ese lamento, la justicia llegó a un solo difunto, el rival debe ser de otro planeta, se lo archiva en el misterio. En ese camino pedregoso, posteriormente, le tocó vivir el calvario a la tierra de Juana Azurduy de Padilla, Sucre, derramó lágrimas de desconsuelo por los sucesos acaecidos en La Glorieta.
Y el último episodio, fresquito todavía en la mente, la explosión del infierno verde protagonizado en Pando por oficialistas y opositores, con el saldo de quince bolivianos pasados al más allá por obra y gracia del llamado ángel de la muerte, en su lugar, se busca un chivo expiatorio, Leopoldo Fernández, inocente o culpable, anticipadamente, le acusan y le condenan sin derecho a defensa.Dicen que los estadistas nacen y no se hacen de la noche a la mañana. Con ese vacío en la mentalidad ajena se copiaron como buenos alumnos, lo que el mayordomo de Castro hacía y deshacía con la prensa en Venezuela cerrando varios canales privados.
Para salir del apuro sindica a los trabajadores de la prensa de ser los directos causantes del rechazo de la población en el referéndum dirimidor constitucional por el que pretendía quedarse vitalicio Hugo Chávez, terminó con su derrota.Todos estos antecedentes se copiaron en Bolivia, y de los insultos se pasó a los reproches y de los reproches a los golpes arteros efectuados con saña por los mal denominados movimientos sociales (comité cívico popular masista) quieren callar cobardemente a la libre expresión oral-escrita que paga los platos rotos de una tiranía política denunciados valientemente por los obreros de la prensa.-----René Rafael López es sindicalista y funcionario público de salud.
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