En lo que puede considerarse una nueva escalada hacia el pensamiento único, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó la ley de educación a partir de la cual la formación de los niños y los jóvenes se convertirá en un campo de adoctrinamiento político. De esta forma, el gobierno de Hugo Chávez cumple con una vieja aspiración según la cual, para el socialismo que busca la revolución bolivariana, la educación es un derecho inalienable y el Estado está obligado a garantizarla. En ese orden de ideas, la nueva legislación ha sido definida como una "batalla de ideas", de cambios de concepciones para avanzar en la construcción del socialismo. Por consiguiente, no es un mero instrumento de gestión, sino que se trata de una herramienta política promulgada por un proyecto radical y nacionalista: el de la revolución bolivariana.
Según las autoridades venezolanas, la ley ofrece múltiples beneficios, como el incremento de los días de escolaridad. El año escolar tendrá un mínimo de 200 días de clases, aunque mantiene los 60 días de vacaciones. Asimismo, alega que se respetará la pluralidad ideológica fundamentada por una parte en la "doctrina bolivariana y en el humanismo social", además de estar abierta a todas las corrientes del pensamiento. Pero dirigentes gremiales y especialistas consideran que la norma intenta ideologizar a los alumnos en el socialismo y elimina la educación religiosa en las escuelas.
La nueva norma fue presentada bajo el argumento, nada desdeñable, de acceder a una educación incluyente y gratuita para todos, una educación supuestamente emancipadora y liberadora que, sin embargo, se fundamenta en la prohibición y la censura.
El alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, de visita en Buenos Aires, mantuvo ayer una reunión con las comisiones de Libertad de Expresión y del Mercosur del Congreso argentino durante la cual transmitió su preocupación por las mordazas a la libertad de expresión en su país. La diputada Paula Bertol (Pro), autora con sus pares Silvana Giudici (UCR) y por Fernando Iglesias (Coalición Cívica) de un proyecto de declaración en el cual expresan su inquietud por el cierre de emisoras de radio y televisión y la intención de penar los llamados delitos mediáticos en Venezuela, halló "alarmantes similitudes entre el gobierno de Chávez y el kirchnerista".
Del texto de la ley docente de Venezuela se desprenden conceptos preocupantes. Así, por ejemplo, en todos los establecimientos educativos, oficiales y privados se prohíbe difundir ideas y doctrinas contrarias a la soberanía nacional y a los principios y valores consagrados en la Constitución.
La libertad de cátedra, con sus componentes ideológicos, científicos e investigativos, es la mayor conquista educativa de las sociedades modernas y de los sistemas democráticos. Nada de ello recoge la nueva ley de educación que, por el contrario, busca crear un sistema educativo basado en una doctrina o "ideología" que tendrá como necesidad transformarse en un aparato censurador de todo saber, de toda teoría contraria a la doctrina oficial, implantando una forma de despotismo inaceptable.
La educación no consiste en adoctrinar, sino en intentar que el ser humano asuma la libertad responsable. Y debe ejercer una función formadora para beneficio del individuo y de la sociedad a la que pertenece. La nueva ley venezolana lejos está de respetar estos principios.
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