El día de la patria transcurrió en medio de una campaña electoral bastante sui generis. El presidente y candidato a reelección Evo Morales estuvo en Sucre y a la par de su vicepresidente hicieron sendos discursos en los que se volvió a observar que siguen escuchándose y mirándose a sí mismos.
Sucre fue en este festejo escenario de las tensiones que siguen in crescendo en el país y que los discursos pasados de voltios que se escucharon no quieren dejar apaciguar, pues más bien hicieron todo lo posible por remarcar los aspectos que dividen a los bolivianos, por refregar la propia interpretación de hechos dolorosos como el de La Calancha que no cicatrizarán a golpes de discursos y desafiantes arremetidas, sino todo lo contrario.
Del acto llevado a cabo en la capital de la República queda una buena lección para la oposición que sigue dividida y no da muestras de estar aquilatando el momento presente y la consecuencia que este tendrá para Bolivia que ha dejado de ser una nación y una República para convertirse en un Estado apegado a una peligrosa sub división de treinta y seis naciones.
Lo increíble del caso es que todos los de la oposición están totalmente enterados de las amenazas que se ciernen sobre los bolivianos pero no consiguen conciliar un proyecto común que implica deponer en algunos casos ambiciones personales y en otros orgullos y egos inflamados y en otros el celo de un aparente valor de oportunidad creyendo ver en el momento presente algo definitivo para sus carreras políticas, cuando en realidad es importante comprender que este es el momento de buscar restablecer un equilibrio en Bolivia y no habrá otro momento en este sentido, pero no es el momento de una u otra persona en particular que no sea la del dirigente que tenga en esta circunstancia la posibilidad de buscar abrir el camino con todo lo que eso significa.
Es importante observar que en el largo discurso presidencial hubo un desliz, que puede haber pasado imperceptible a muchos pero que llama la atención en la medida que fue casi una recomendación, una sugerencia, una promoción de una candidatura. Vayamos a la frase. “He escuchado con mucha alegría que todos se van a unir en base a una mujer, mejor todavía, es medirnos ante el pueblo boliviano para eso son las elecciones, y no piensen ni matar al ser humano ni piensen matar a Bolivia dividiendo a Bolivia, eso ha terminado, el pueblo boliviano es gran defensor de la unidad, de la igualdad de todos los bolivianos y las bolivianas”, frase con la que el Presidente demostró que no sólo se interesa o muestra sus preferencias o animadversiones por los candidatos de los países vecinos, situación que le trajo un reciente reclamo formal de Chile a raíz del cual tuvo que excusarse, sino que también sugiere a los bolivianos la candidatura por las que siente simpatía y quiere que la oposición se incline, insinuando que las otras van por la división del país o algo por el estilo. Es importante observar que en Bolivia incluso los deslices tienen cola de paja o le ponen el cascabel al gato en el sentido que anticipan políticas que el gobierno plantea de cara al país.
Este agosto hemos vuelto a comprobar que la política que se practica en nuestro país ostenta peligrosas señales de imposición, de empoderamientos férreos que obstruyen los canales democráticos haciendo uso de todo tipo de recursos sin reparar en el costo político, social y de convivencia.
De todos modos existe una posibilidad de retomar algún control si la oposición hace lo que debe hacer y esta es la responsabilidad política y social que tiene en sus manos hoy la oposición, puesto que la presente situación no permite que los opositores jueguen a las subdivisiones ya que los cálculos de senadores y diputados pluri y uninominales que se adquirirán de una u otra manera no dejan lugar a que se apueste ni siquiera a dos frentes.
Es urgente la conformación de un solo frente fortalecido en torno a la decisión de una campaña unidad nacional en torno a la defensa férrea de la democracia. Si esto ocurre los que no se hayan anotado o no se anoten quedarán de alguna manera desfasados o finalmente puestos al descubierto en sus verdaderas intenciones, puesto que el pueblo está bastante esclarecido respecto al juego que se plantea entre el oficialismo y la oposición.
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