PUNO | Hoy se vence el plazo, otorgado a nuestro país por las "barras bravas" que gobiernan la Bolivia de Evo Morales, para que devolvamos a la hoguera a los ex ministros asilados. Y se ha lanzado la amenaza dictatorial, que desde hoy esas hordas incivilizadas y mareadas entre el alcohol y la coca, atentarían contra nuestros compatriotas asentados en El Alto y La Paz.
De consumarse las advertencias, se haría bajo el aplauso de Evo Morales, quien ha personalizado y llevado al abismo esa afrenta contra el presidente Alan García. No queremos imaginarnos la orgía de sangre que se armaría; total, ayer crucificaron a los patriotas cruceños que reclamaban democracia y libertad de prensa y de empresa, hoy a paisanos ajenos a sus menjunjes.
Si a sus propios connacionales los persigue, estigma y sentencia sin juicio (no olvidemos que ha decapitado su Poder Judicial) ¿qué les espera a los peruanos asentados allá?
Además, esas masas adictas no piensan, sino que obedecen consignas. Recordemos que en el anterior gobierno, fue el mismo Evo Morales -entonces dirigente cocalero y de otros grupos violentistas-, quien envió esas masas al holocausto, con los muertos que hoy quiere achacar a los perseguidos y asilados en nuestro país.
Y si ustedes leen por casualidad el panfleto denominado "Cambio", es calco y copia de lo que aquí editaba esa banda de secuestradores, asesinos, y enfermos cobijados en el denominado Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), ese mismo del que es orgulloso miembro integrante y seguro uno de los capos, nada menos que el asesor de Evo Morales: El terrorista Walter Chávez, a quien siendo un delincuente común -como son absolutamente todos los terroristas-, reclamado por nuestro Poder Judicial y después de haber sido enjuiciado; no quieren que cumpla su condena y lo mantienen a pesar de todo. ¿Acaso el Perú hace sus berrinches? ¡No!
Pero si con él, Evo y los suyos se sienten cómodos y comparten tal vez cuántas otras cosas más, allá ellos. Los peruanos hemos abandonado los años del terror, hoy encaminamos un nuevo horizonte.
Por todo esto, reclamamos que nuestros compatriotas -que con su trabajo y empresas contribuyen a las arcas del Estado Boliviano-, hoy se sienten amenazados y estigmatizadas por algunos retrógradas.
Sabemos que ahora Bolivia carece de una diplomacia técnica y formada en escuela, y que su cancillería deja mucho que desear, por tanto hacemos bien en no responder los epítetos. Pero eso sí, les recordamos que los tratados internacionales obligan a los estados a proteger a los residentes no inmigrantes, o migrantes; y les otorga los mismos derechos que a los nacionales.
De manera que si Evo Morales va a permitir la masacre de nuestros paisanos, el saqueo de sus propiedades, la destrucción de nuestra Embajada, etc., tendrá que responder ante la OEA y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Lo que pedimos es que en aras de un elemental respeto a los derechos humanos, se mantenga la calma. Ya están avisados todos los nuestros y esperemos que otros avisen a los suyos, que cuanto antes salgan de lo que es ahora el Líbano del Continente. Aquí serán bienvenidos, y pese a que tenemos algunos "pobres diablos", la coherencia de nuestro sistema democrático que lo solidificamos cada véz más, los recibirá con los brazos abiertos.
Esperamos paz en La Paz, aunque sea sólo para preparar un feliz retorno a nuestro país.
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