Tras denuncias de resultados fraguados a favor de Ahmadinejad
La situación en Irán ha pasado en las últimas horas de inquietante por las sucesivas denuncias de fraude en las elecciones del viernes para favorecer al candidato oficial Mahmoud Ahmadinejad, el actual presidente, a otra de volatilidad, con protestas callejeras en Tehran y en ciudades de Estados Unidos y Europa. Se teme que los resultados de las elecciones del viernes hayan sido fraguados para impedir el paso de Mir Hussein Mousavi, el candidato moderado partidario de un relajamiento del régimen autocrático de los Ayatollahs.
La reacción pone en duda los resultados que otorgaron a Ahmadinejad más del 61% de los votos y un escuálido 31% a su rival Mousavi, el último primer ministro iraní hasta 1989, cuando el cargo fue eliminado. A Mousavi se atribuye una buena administración, que permitió a los iraníes soportar las penurias del desabastecimiento que imperó en el país durante la guerra con Irak, al comenzar la década de 1980. El recuerdo de esa gestión lo ha apuntalado hasta convertirlo en la principal figura opositora a Ahmadinejad y en la representación de un posible cambio en Iran.
Seguidores del régimen actual y del desafiante Mousavi han chocado repetidas veces en las calles de Tehran. Esta vez, la policía oficial no ha conseguido controlar a los medios, especialmente los electrónicos, que transmitían esta noche videos de los enfrentamientos y la voz de los que protestan contra el denunciado fraude. Estados Unidos y sus aliados europeos seguían muy de cerca los acontecimientos, con reiteradas declaraciones a favor de resultados representativos de la voluntad del pueblo iraní.
Las derivaciones de lo que ocurre en ese país nos dicen que el mundo está cada vez menos dispuesto a tolerar elecciones fraguadas, menos aún bajo regímenes autoritarios o tendientes al autoritarismo. Irán, con el que Bolivia tiene relaciones cordiales, es visto con recelo por Estados Unidos y sus aliados europeos y asiáticos debido a su programa nuclear, que lo habilitaría para construir armas atómicas. Irán tiene previsto instalar en Bolivia una estación televisiva, con base en el Chapare.
En la mañana del lunes circulaba en los sistemas informativos la noticia de que el líder supremo iraní, Ayatollah Ali Khamenei, había ordenado al Consejo guardián, una especie de consejo ministerial, una investigación sobre las denuncias de fraude sostenidas por Mousavi y otros dos candidatos opositores. En un régimen duro como el de los Ayatollahs, la medida no tiene precedentes y s ubica en un marco geopolítico en el que el presidente Barack Obama se aproxima a Arabia Saudita e Israel ofrece, por primera vez desde su fundación, en 1947, la posibilidad de concordar con un estado palestino autónomo, solamente desprovisto de fuerza militar.
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