Más cerca del eje del mal
por: Centa Reck de Hoy Bolivia
Ni la proximidad del referendo por la constitución ha evitado que el presidente Evo Morales rompa relaciones con Israel, paso que ha dado en cumplimiento de los compromisos adquiridos con sus allegados y socios internacionales.
Esta decisión no ha barajado ni siquiera la proximidad de la consulta, pese a que supuestamente el Presidente de los bolivianos tendría las barbas en remojo, en espera de los resultados de la próxima votación en la que está sometiendo a las urnas el marco constitucional, que es la herramienta por la que ha estado apostando desde que llegó al poder.
Algunos analistas han juzgado como intempestiva la actitud del presidente boliviano, aunque debemos considerar que esto ya no es sorprendente porque forma parte de la conducta habitual con la que Morales trata tanto los temas internos como la política exterior de nuestro país. Prueba de ello es el que no lo haya detenido ni el hecho de encontrarse en cuenta regresiva frente a un referendo por el que su Gobierno no ha escatimado llegar a derramar sangre, derrocar prefectos, hacer pactos con moros y cristianos e incluso armar operaciones como la realizada el pasado septiembre en el departamento de Pando; actuaciones que forman parte del contexto- trama con el que estaría haciendo ingresar a Bolivia al Socialismo del Siglo XXI.
A la par que Evo Morales estructura internamente un proyecto comunista, ha ido construyendo relaciones internacionales que responden a acciones políticas afines a la construcción del comunismo internacional a través de un acercamiento con países como Irán, Rusia, Libia, siguiendo la línea y la venia de su mentor Hugo Chávez, relaciones que son cuestionadas por el grado de peligro que revisten, considerando que forman parte de un eje político que mantiene alianzas con grupos del terrorismo internacional.
El Gobierno ha planteado como motivo de este rompimiento de relaciones diplomáticas la "masacre y los delitos de lesa humanidad, que en su opinión cometen los israelíes en contra de la población palestina ubicada en la franja de Gaza", resaltando en este problema internacional todo lo concerniente al daño a civiles y niños, ocasionado por las incursiones del ejército israelí. Pero la guerra entre estos países del Medio Oriente tiene muchas más variantes y responde a móviles más complejos que los que el gobierno toma como justificativos de su decisión. Recordemos que el conflicto tiene raíces en una confrontación en la que interviene el grupo terrorista Hamas que ha tomado palestina y que tiene como práctica usar a civiles y niños como escudo humano, razón por la que se pertrecha y ataca desde escuelas y lugares densamente poblados, lo que explica y define que las bajas civiles sean numerosas en la guerra que este grupo plantea al contendor.
Esta es la estrategia de Hamas para luego victimizarse frente a la opinión internacional, en una actitud absolutamente paralela a la que emplean todos los gobiernos que están alineados a estas prácticas y que tiene una enorme similitud con la forma en que ha encaminado sus acciones de política de confrontación interna el propio presidente Evo Morales, situación que podemos ejemplificar con los sucesos ocurridos en Pando y que su gobierno ha usado internacionalmente para sesgar los móviles y los hechos que ha desencadenado y a los que con la ayuda de Unasur llamó "masacre" y "genocidio" tal como ahora califica los hechos acaecidos en Gaza. El rompimiento de relaciones con Israel, ocurrió después que el presidente de Bolivia recibió al ministro de Cooperacion Mohammad Abbasi, el hombre más cercano al presidente iraní Ahmadineyad, en el marco de una visita en la que este personaje le pidió que sea precisamente nuestro país quien inicie la cruzada y tome la bandera mundial contra el ataque de Israel a Gaza.
El pedido fue plenamente complacido y esto es una muestra de que los pactos están vigentes y que la sociedad del gobierno boliviano con Irán va viento en popa, un punto que debe ser tomado en cuenta y aquilatado de cara al próximo referendo.
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