Para la mentalidad masista la libertad es un concepto muy limitado. En realidad todo ciudadano puede gozar de la libertad plena encuadrado a los valores del centralismo, del indigenismo y la autocracia política. Fuera de ellos la libertad es libertinaje y por tanto un abuso que debe ser combatido.
Si el hermano Evo dice que el capitalismo es cosa del diablo, y que combatirlo es un deber los masistas alzan el puño para aplaudirlo y luego se persignan por si acaso. Y en este ir y venir de no saber qué es lo que al final quieren, terminan por recibir de su receta socialista al estilo siglo XXI y del libre mercado palos por todo lado.
En medio de una bonanza provocada por el enemigo ideológico del MAS el neoliberalismo, del cual fueron sus beneficiarios directos, el mercado fijó los precios del petróleo y sus derivados colocándolos en las nubes. En esa cumbre enloquecida a la que treparon por efecto de la manipulación especulativa del capital, los socialistas gritaban contra el capitalismo al mismo tiempo que sus alforjas se llenaban de dólares y se enriquecían con sus resultados sin ningún decoro. Es bueno ser enemigo del capitalismo pero amigo de sus efectos.
Con tal doble moral e ideología de mercachifle, los masistas supusieron que la bonanza no tenía fin y que eso les resultaba un regalo de Manko Kapac. Pero neófitos como son para entender la ciencia económica, ignorantes a carta cabal para comprender el proceso global que vive el mundo, apostaron sus fichas en la ruleta neoliberal que abominan y a un solo número.
No solo ahora afrontan la caída vertical de los precios en el mercado, sino que además a ello se suma la disminución de los volúmenes que exportamos. La economía nacional que para el MAS (cátedra económica por medio) ya no tiene bases neoliberales y está libre de los efectos nocivos del mercado (blindaje) nos ha convertido en una economía que vive de la soberanía (nacionalizaciones) y la dignidad (expulsiones diplomáticas) y sin embargo corre, con misiones ministeriales a pedir explicaciones del porqué tanto el Brasil como la Argentina no demandan más que antes.
Me hace gracia, primero el Gobierno masista les dice a los argentinos que no puede venderles más, porque tiene que atender la demanda brasilera, les dice a ellos que no demanden más porque no tiene mayor oferta de gas natural y cruza los brazos en señal de dueño del gas. Ahora viaja con carácter de urgencia a pedirles explicaciones del porqué no compran como antes y cree que la disminución de los volúmenes de gas es una conducta inadecuada, inamistosa y muy propia de los gobiernos neoliberales.
Es que los masistas–socialistas quieren vender igual con mayor o menor demanda, para ellos es indiferente. Y exigen que los compradores hagan lo mismo, porque eso es lo “correcto” No entienden nada de nada. No les cabe en su testa, que cuando la demanda baja se compra menos y si además esto va acompañado de menores precios mejor.
No mandan los Ministros con decretos que prohíben las exportaciones, que compran caro y venden barato, que definen los índices de la inflación y hasta suprimen las leyes naturales. Manda el mercado. Así de simple. Y bueno sería que entiendan de una vez que la economía tiene sus leyes y sus efectos multiplicadores y hay que saber manejarla con el cuidado que se merece.
Calcule usted la caída de los volúmenes de venta de 31 a 19 millones de m3 día al Brasil con efecto en el precio de $us 8 a 6 y: de 6 a 1.8 millones de m3 día a la Argentina, con una disminución del precio de a 5 dólares.
Esta es la cara real del mercado y sus efectos en los ingresos nacionales dependientes de la venta del gas como materia prima. Es un hecho que los departamentos recibirán menos ingresos por concepto de la renta petrolera. Esto significa menor inversión pública. Para el hermano Evo es cosa del diablo neoliberal. (Elaboración de Dante Pino en Hoy Bolivia)
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