El presidente de la República, Evo Morales, recibió de su vecino brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva varias ‘lecciones’ más de sentido común que propiamente políticas. Lula le dijo a Evo, sin dobleces y apoyándose en sus experiencias, que hay que “gobernar para todos”.Eso es “lo importante, la lección política y la lección de vida que tenemos que dar, Evo. Yo no gobierno en Brasil apenas para los pobres o los trabajadores, son mi prioridad, pero yo gobierno para todos”. Lula se puso como ejemplo. “Estoy convencido de que jamás los empresarios brasileños ganaron tanto dinero como ganan con mi gobierno, pero también jamás los pobres estuvieron como están ahora con mi gobierno”.“En este momento, Evo, tú tienes que dar los grandes ejemplos con la humildad que tienes”, (¿?) –la duda es nuestra-, prosiguió el presidente brasileño.
La siguiente lección fue: “El arma para enfrentar a la adversidad es la paciencia”, un consejo que Lula ya brindó a Morales hace algunos años. Consejo que, sensiblemente, cayó en saco roto.Lula le recomendó no aceptar provocaciones ni jugar el juego de los adversarios, máxime después del acuerdo político alcanzado en Bolivia en torno al proyecto constitucional bajo “la coordinación” de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). En el listado de recomendaciones, Lula no olvidó a los medios de comunicación: “No hay que pelearse con ellos ni hacer política a través de ellos”, le dijo.El consejo, o más bien los consejos le llegan a nuestro presidente Morales en un momento de especial tensión con los medios de nuestro país.
Con reparos irrevisables los tiene o nos tiene, mejor dicho, entre ojos, no solamente a título de no serles afectos, sino de haber tomado posiciones de frente a él, en calidad de obstinados enemigos. Se han escuchado voces, cuya procedencia no es difícil establecer, en sentido de que las palabras, los consejos del presidente Lula han sido tergiversados. Desde luego se hace impensable que persona o institución privada alguna tenga el coraje de tergiversar las expresiones de un jefe de Estado. Mas si tal fuese el caso, la validez del consejo no se puede discutir.
De un Presidente de la República elegido en justa democrática y juramentado solemnemente para servir a intereses superiores, lo menos que se puede esperar es que ejercite su mandato para todos, incluso para esas presuntas minorías oligárquicas que, al parecer, tanto escozor causan a nuestro presidente Evo Morales.
Tal vez la imagen del Presidente a la luz de la historia mejore en la medida en que recuerde que sus compromisos de gobernante incluyen hasta a los que poco o nada gustan de sus formas de pelar la pava, como vulgarmente se dice.
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