Actitudes discriminatorias del Presidente con la prensa nacional
Lo que ocurre en la relación del Presidente y la prensa nacional, es algo grave, ya no sólo por los ataques contra periodistas, sino porque la discriminación manifiesta contra la prensa boliviana, atenta a la libertad de prensa de los bolivianos.
Existe una certidumbre casi constante respecto a las relaciones que mantienen los gobiernos de turno con la prensa y que puede ser fácilmente verificada con la simple revisión de hemerotecas o archivos de los medios de comunicación social.Se refiere particularmente a que ningún gobierno por más democrático que sea, puede vencer la tentación de manipular o en su caso ejercitar cierto control sobre el trabajo de los periodistas y de sus empresas, y cuando no logran estos objetivos, recurren también a premisas y declaraciones falsas, acusando a la prensa de tergiversar las informaciones o de realizar campañas en contra del régimen constituido.Esto lo comprueba el más sencillo estudio histórico de los últimos años en que la democracia boliviana ha logrado rescatar un sistema de vida institucional superando los gobiernos dictatoriales, donde las relaciones con la prensa, eran más brutales, pues estaban signadas por la persecución, el apresamiento, la tortura y el exilio.Aunque esta ha sido una constante, lo que ocurre hoy con el gobierno del presidente Evo Morales y el proceso de cambio anunciado, parece ingresar a características en las cuales las relaciones de prensa y Gobierno se han deteriorado a extremos en que el Presidente ha cortado toda relación con la prensa nacional, para hacer declaraciones únicamente a los corresponsales de la prensa extranjera, en un hecho inédito, no visto ni en las dictaduras militares.En una conferencia de prensa, convocada el pasado martes, por Evo Morales en Palacio de Gobierno, a la que asistieron periodistas nacionales y extranjeros, el mandatario sólo contestó la preguntas de los corresponsales internacionales y no así a los periodistas de los medios nacionales.En la conducta del Presidente se ratifica esa relación que la expresó casi a poco de asumir su mandato, de un distanciamiento, a propósito con la prensa nacional, a la que ha acusado en diferentes oportunidades y principalmente en concentraciones campesinas, de ser su enemiga y criticándola con adjetivos de “sucios”. Lo que está ocurriendo desde hace tiempo en la relación del Presidente y la prensa nacional, es algo grave, ya no sólo por los ataques reiterados contra periodistas y medios de comunicación social, como la afrenta a un periodista de La Prensa en el Palacio de Gobierno, sino que la gravedad es más preocupante, porque la discriminación entre prensa nacional y extranjera, tiene una connotación de atentado contra la libertad de prensa e información de los bolivianos.Este es un asunto que no puede ya pasar desapercibido, y por ello las organizaciones gremiales de la prensa boliviana, han formulado representaciones, que lamentablemente han caído en saco roto. Ojalá, tal como ha propuesto el mismo Presidente, que sea la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) la que pueda conversar con el mandatario, en un momento en que el trabajo de la prensa nacional está obstaculizado y que podría quedar proscrito.
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