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viernes, 9 de diciembre de 2011

la narración de Harold sucede de variadas formas, aunque no se trata sólo de internet, antes "el cuento del tío" aprovechaba el correo, el fax, el cable, el telegrama, ahora está modernizado y aún más sofisticado de lo referido aquí

Creía que quienes procuran sorprender a incautos vía Internet habían sido asfixiados por la difusión planetaria de sus tretas cada vez más desprestigiadas. Pero los cazadores de inocentes suelen retomar la ofensiva al aproximarse fiestas como la Navidad, en las que el comercio despliega sus vitrinas y con las mejores de sus técnicas persuasivas procura crear necesidades.
Con el terreno abonado para estimular la compulsión por fortunas instantáneas, estos sabuesos lanzan el anzuelo de una herencia o un patrimonio millonario que desean volver efectivo y que los supuestos beneficiarios no logran hacerlo por normas del país en que residen. Entonces, en un mensaje vía correo electrónico, ofrecen una tajada de una millonada inexistente y quien muerde el anzuelo puede acabar entregando su número de cuenta bancaria y datos confidenciales que de otra manera no liberaría. Con esa información, los timadores se apropian de la cuenta y la vacían sin haber expuesto ni un centavo de sus bolsillos.
Las técnicas para captar inocentes suelen presentar un drama desgarrador: una niña que no puede cobrar una fortuna que le dejó su padre y la necesita con urgencia para una cirugía que le salvará la vida. Cualquier treta vale. La mayoría suele provenir, supuestamente, de algún país africano y el correo puede estar escrito en cualquier idioma, pues las trampas no tienen barreras con lengua alguna. La más reciente versión que conozco habla de un padre envenenado por sus socios durante una misión de negocios.
Uno de los hijos del infortunado millonario alega que el progenitor logró dejar en una cuenta bancaría local bajo su nombre varios millones de dólares. La nota del huérfano contiene un llamado de humildad enternecedora para que se le facilite una cuenta bancaria en el exterior para transferir el dinero. El cuentacorrentista debe ser piadoso y convertirse en su custodio legal pues él es aún menor de edad. Algo más: el joven adoptará como residencia el país de quien le extienda la mano.
El engaño debe haber surtido efecto en más de una ocasión. De otra forma, no se explica la persistencia, salvo que, dentro de la ley de posibilidades, alguno de los millones de receptores muerda el anzuelo.
Pero el secreto para eliminar los riesgos de estas molestias es borrar el correo y no atribuirle ninguna importancia. Hacerle el juego al remitente del mensaje es una invitación a que le vacíen su cuenta sin remedio.
Conviene advertir que la temporada, en el mes en que también se celebra el Día de Inocentes, es propicia para el engaño o la farsa. Hay que estar atento con la propaganda política. No se sorprenda si tratan de hacerle creer que el ambiente para los negocios en determinado país que uno probablemente conoce es inmejorable; que las inversiones extranjeras allí están por llover, especialmente en el sector petrolero; que las reservas de petróleo o de gas pronto alcanzarán niveles tan buenos que serán capaces de soportar cualquier proyecto industrial; o también que las relaciones de ese país con sus vecinos y otros más allá nunca fueron mejores, incluso para resolver los problemas más complicados.
Con pleno respeto a la Declaración de los Derechos Humanos, los derechos humanos, que este mes también tiene su cumpleaños, ese país es, naturalmente, una taza de leche, próximo a Suiza, con un comportamiento ciudadano adecuado a un sistema judicial a prueba de toda duda. En ese país no existe el “cuánto hay pa’ eso” que caracteriza negocios en otras latitudes. Si sospecha cuál es el país aludido, usted puede estar en lo cierto.

El autor es periodista
http://haroldolmos.wordpress.com