Vistas de página en total

sábado, 24 de julio de 2010

familiares y víctimas de la violencia política no encuentran justicia. hay responsables como Faustino Rico Toro que se pasea muy suelto de cuerpo

A 30 años del golpe de Estado de Luis García Meza, familiares de víctimas y activistas de derechos humanos demandaron a la Fiscalía General investigar y enjuiciar a 109 personas vinculadas con la dictadura de 1980, entre ellas ex jefes militares y 12 mercenarios extranjeros.

Waldo Albarracín, Aldo Michel y Olga Flores, hermana del desaparecido en la dictadura, Carlos Flores, presentaron la demanda dirigida a investigar a quienes no fueron incluidos en el juicio que condenó a García Meza y a Luis Arce Gómez a 30 años de cárcel.

En la lista figuran los generales Rodrigo Lea Plaza, Jorge Águila Terán, Mario Guzmán Moreno, Javier Alcoreza Moreno y Gualberto Rico Rasmúsen; los coroneles Norberto Buby Salomón y Ariel Coca, y los contraalmirantes Ramiro Terrazas y Óscar Pamo.

Los jefes de la institución armada de ese entonces formaban parte del Comando de Operaciones Conjunto (COC) y del Departamento II del Estado Mayor.

Michel, presidente de la Fundación Boliviana Contra la Impunidad, afirmó que los uniformados mencionados deben responder por su participación en una de las dictaduras más violentas de Bolivia.

Añadió que la mayoría de los militares identificados están en el país, gozando de su jubilación, mientras que dos mercenarios estarían radicando en Santa Cruz y el resto en Brasil y otros países, que no reveló.

Entre los mercenarios figuran Manfred Kullman, Joaquín Carbone Bacigalupo, Danielle Solero, Mario Mingolla, Stefano Della Chiay, Pier Lugui Pagliay, Napoleón Leclere, Herbert Keplin, Hans Stellfeld, Hanss Juerguen, Rubén Durand y José Antonio Baraldini.

“No se debe dejar en la impunidad a los más de 100 represores de la dictadura de García Meza, que empieza con el Alto Mando que operó en 1980”, sostiene Flores, quien interpuso la demanda por el delito de lesa humanidad contra los 109 acusados, entre ellos también están funcionarios públicos.

En la lista también figuran Faustino Rico Toro y Guillermo Fortún, quien está prófugo a raíz de un juicio en su contra por el manejo irregular de dineros de gastos reservados.

Una vez presentada la demanda, el Ministerio Público “debe promover la inmediata investigación y subsecuente acción penal”, explicó Michel, quien espera que la justicia obre con prontitud en este caso.

Familiares de las víctimas de la dictadura, también lograron que la justicia ordene a las Fuerzas Armadas desclasificar sus archivos sobre la dictadura para ayudar a encontrar los restos de los desaparecidos como Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Reacción sobre la dictadura

Revelación

Hugo Rodas reveló que los restos de Quiroga Santa Cruz estarían enterrados debajo del mástil mayor del Estado Mayor militar.

Defensa
El presidente Evo Morales defendió a las FFAA. Afirmó que sólo obedecían decisiones políticas.


miércoles, 21 de julio de 2010

las bromas de Evo refiriéndose a los periodistas no dejan de ser ofensivas. De pollos a bubuzuelas. De mal en peor. No gustan!

Llama Evo Morales a periodistas “vuvuzelas”

Bolivia, 21 de Julio.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó este miércoles jocosamente a los periodistas “vuvuzelas de Sudáfrica”, cuando éstos le pedían a gritos que les concediera una entrevista en las puertas de la casona presidencial en la plaza de Armas de La Paz.

“Ya no son pollos de granja, son vuvuzelas de Sudáfrica”, dijo entre risas el gobernante, comparándolos con el molesto ruido, elevado en decibeles, que produce ese instrumento, cuando un grupo de periodistas de prensa, radio y televisión le pidió una declaración.

La vuvuzela, una especie de corneta de plástico que emite un sonido descrito como “el barritar de un elefante o el zumbido de una abeja”, causó dolores de cabeza en el reciente Mundial de Sudáfrica-2010, por su incómodo ruido.

Morales ya tildó el año pasado a los informadores de “pollos de granja”, comparando el ruido que hacen los plumíferos con los de los periodistas cuando éstos compiten a gritos por preguntar, interrumpiendo muchas veces el curso de las conferencias de prensa.

El mandatario ha identificado en reiteradas ocasiones a los periodistas, principalmente a los de los grandes canales privados de televisión, como sus adversarios políticos.

AFP

jueves, 8 de julio de 2010

el tema de la policía nacional (PN) preocupa a los medios porque la crisis que soporta es cada día mayor. debe terminar su incondicionalidad al régime

Más sobre la Policia Nacional

Mauricio Aira

La puntualización que hace Los Tiempos del ajusticiamiento de cuatro policías entre los ayllus de Uncia, la ininterrumpida serie de accidentes de tránsito con pérdida de vidas humanas y los sucesos de Pantipata donde los comunarios estuvieron muy cerca de linchar a otros policías son una buena base para confirmar que la Policía Boliviana atraviesa una profunda crisis es algo muy real y que además es de carácter estructural y política.

Nos referimos a las decantadas declaraciones del número uno General Oscar Nina “no hay en Bolivia zonas rojas de narcotraficantes” cuando a todas luces suena como una mentira. La de Uncía o sea las cuatro provincias del norte de Potosí, son una zona roja, la prueba es que conocidos los linchamientos de cuatro policías plenamente identificados como tales, viendo que en las laderas de los cerros circundantes “se encontraban apostados” originarios armados, la PN no se atrevió a ingresar, al punto que los cadáveres se recuperaron gracias a la mediación de la Iglesia después de casi 10 días de ocurridos los crímenes. El hecho noticioso es que los uniformados no ingresaron al “territorio libre donde campean contrabandistas y narcotraficantes”.

El General Nina insiste “afirman que Pantipata es inexpugnable, proscrito para la policía, pero hemos salido y entrado cuantas veces hemos querido”, no parece evidente porque según el hecho noticioso los policías fueron impedidos de ingresar y rodeados por originarios al punto que escaparon del lugar dejando a dos de sus camaradas en peligro de muerte. Los hechos desmienten al jefe policial. Lo terrible es que desde la jefatura se presta fe a las acusaciones de tratarse de “policías truchos extorsionadores y que pretendían volteos” como dándoles la razón a los criminales que terminaron con sus vidas.

Hay un argumento más en contra de la autoridad policial. “No vamos a permitir que quede sin castigo la muerte de un solo policía” deseo plausible, noble y altruista que merece respeto, aunque sucede precisamente lo contrario. Cada día muere al menos un policía en el cumplimiento de su deber especialmente en el área de la criminalidad y del narcotráfico y éste es el punto cosquillante, porque jamás hemos oído que un jefe policial proclame ante el Gobierno, la impostergable obligación de disminuir las plantaciones de coca. A mayor hoja de coca, mayor cocaína. La lógica que acompaña este razonamiento está entregando a los valientes policías a la boca del lobo. Son las víctimas de la proliferación de la droga, del tráfico imparable de precursores y pasta base para su elaboración. Si al menos hubiese una representación, un principio de razonamiento formal ante el Ejecutivo de frenar tanta liberalidad y de darle anchas al sector de los productores de coca, quienes asumen estar en el poder y que la policía debe “proteger y garantizar su actividad”.

Nada de eso se oye. La sumisión de “los verdes” es totalmente incondicional. Se contentan con ascensos “ser generales de un día” como dijo algún escritor, condecoraciones, medallas, estrellas y cargos para “locupletarse” de honras y medios para “el buen pasar” del lado pasivo de la Institución mientras otros policías seguirán sacrificando a sus camaradas “en cumplimiento del sacrosanto deber”. O sea un muy mal entendido concepto del deber, que no es incondicional, no al servicio de una camarilla, ni de un grupo que detenta momentáneamente el poder.

Las exigencias de chalecos antibalas y de armas con qué defenderse son legítimas y los otros elementos de protección casco, escudo, canilleras, coderas para garantizar su integridad especialmente cuando están “en las zonas rojas” y allí donde habitan los pichicateros y otros delincuentes. La ciudadanía debe cooperar en lugar de resistir al buen policía.

lunes, 5 de julio de 2010

como hace con toda la gente que le sirve, los utiliza y luego los "tira" a la basura. Evo ha echado a "sus periodistas"

En un principio, Morales se había rodeado de un selecto grupo de periodistas que le posibilitaron enfrentar, con bastante éxito, una estrategia comunicacional dirigida a mostrar la supuesta “inevitabilidad histórica” del “proceso de cambio”; posicionar a Evo como la expresión de este supuesto cambio y a mostrar que Bolivia estaba recuperando su soberanía y su dignidad.

Walter Chávez (izq), es considerado el mas “inteligente” del grupo de asesores en comunicación del MAS.

Parte de este grupo fueron el peruano Walter Chávez, los argentinos Pablo Stefanoni y Pablo Cingolani y el español Víctor Orduna. De ellos, Stefanoni optó por irse a un medio de comunicación privado de reciente aparición (Página Siete). Cingolani que fue el aporte mirista para la campaña presidencial de Hugo Banzer el año 1993, se dedica nuevamente mediante su empresa Focus, a temas medioambientales lo que no le ha impedido criticar la forma en la que el MAS está encarando el tema de los pueblos indígenas del oriente.

Stefanoni, que se acercó a Evo siendo corresponsal del periódico argentino Página 12, de la línea de los ex montoneros en los años 60 convertidos ahora en kirtchneristas e hizo conmovedoras defensas del proceso de cambio y su líder, ahora ha cambiado de bando; se fue al lado neoliberal como editor de un periódico propiedad de los descendientes de Mario Mercado Vaca Guzmán.

Orduna se fue a fines del pasado año debido a que sus negocios bajo la mesa se hicieron demasiado evidentes. La responsable de su salida fue la embajada venezolana que pagaba el inmueble ubicado en la calle Goitia de la ciudad de La Paz en la que funcionaba su productora de spots televisivos. Resulta que los venezolanos daban los recursos para la producción de los spots pero Orduna, muy piola, se los volvía a cobrar al gobierno.

Nos queda Walter Chávez (ex MRTA peruano), de quien es conocida toda su trayectoria y no es necesario abundar sobre ella. Lo último que se supo de él es que acompañó a Juan Ramón Quintana asesorando a la candidata masista a la gobernación del Beni, la guapa Jessi.

Ocurre que Chávez era visto cotidianamente en el palacio de Gobierno, particularmente en la oficina del viceministro de Coordinación Gubernamental, Wilfredo Chávez pero últimamente no se lo ha visto ni en pintura.

Se asegura que tuvo un entredicho con el portavoz Iván Canelas. La causa habría sido la intención de Chávez de hacerse del control directo de los medios de comunicación gubernamentales por cuanto considera que estos andan al garete, aspecto que habría significado inmiscuirse en el terreno de Canelas.

Evo en canal 7 y la red Patria Nueva. A este paso solo se quedará con este par de aduladores.

Con la fuga de estos “chantas” ilustrados el aparato comunicacional del gobierno ha quedado totalmente huérfano y los resultados son más que visibles. Al canal 7, ni Evo lo ve. Radio Patria Nueva (ex Illimani) está en la misma situación en tanto que el periódico Cambio no puede ser sostenido a pesar de que se ha dispuesto que todas las entidades públicas le den prioridad en el avisaje. La agencia de noticias ABI sobrevive por las fotografías que sacan de apuro a más de un medio, incluido nuestro portal web.

Ante esta situación se sabe que Canelas está a la caza de algunos periodistas que puedan ayudarle a remontar la situación pero muchos de ellos ya han negado su concurso por cuestiones éticas. Es poco probable que un periodista que se respete pueda hacerse cómplice y aceptar los métodos gubernamentales que tienen por esencia la mentira y tergiversación sistemática de los hechos y el ensalzamiento grosero de la figura de Evo.

jueves, 1 de julio de 2010

un nuevo libro sobre el Ché escrito por José Nogales le da pie a Ramón Rocha a recordar otros tiempos de "gente de radio" en Cochabamba

En 1967, cuando salía bachiller, viví la odisea de gastar mi recreo en los diarios locales, por la mañana, y los de La Paz, por la tarde, para conocer el curso y los acontecimientos de la guerrilla. No había televisión, que se estrenó dos años después aunque tuve mi primer televisor en 1974, de modo que las radios estaban en su auge, y la más importante era Radio Centro, especialmente por aquello que es considerada la cara de una emisora: su informativo.

Allí había un equipo de periodistas de lujo, comandado por José Nogales Nogales, y dos relatores inigualables: Milivoy Eterovic y Ramiro Méndez Méndez. Era El Central de Centro y conmovía a toda la audiencia cochabambina.

En ese informativo nunca igualado en radio, había una sección inolvidable: Yo estuve ahí. Eran los reportes de José Nogales Nogales desde Camiri, cuando el juicio a Regis Debray, y desde La Higuera, cuando exhibieron el cadáver del Che.

Un año después lo conocí en la Facultad de Derecho, famoso entre mis compañeros, joven, delgado y con jopo. Gradualmente nos hicimos amigos inseparables, a tal punto que salíamos a estudiar de noche a la Plaza 14 de Septiembre y luego nos recogíamos a pie en una conversa interminable, pues llegábamos a la puerta de su casa y lo acompañaba a la puerta de la suya, y volvíamos a la puerta de mi casa y luego a la puerta de la suya, interminablemente pese al frío nocturno. ¿Qué me atraía de esa conversación? El olfato de Chechi Nogales para el análisis de coyuntura, ese sexto sentido que tiene todo periodista de cepa, y que le permite calcular las jugadas del escenario político de los próximos días.

Hay por ahí una guía escrita por Marta Harnecker para los análisis de coyuntura, que contiene una lista interminable de variables; pues bien, Chechi no necesitaba tantos datos para apuntar a ganador, y las noticias del día siguiente lo confirmaban; y nos encontrábamos en el patio de la Facultad y en su mirada había un “Qué te dije”, subrayado por su habitual media sonrisa.

El programa “Yo estuve ahí” era una sesión de periodismo narrativo en el cual Nogales Nogales lucía su enorme talento para el periodismo, talento no cultivado en una Universidad, pues no había carreras de Comunicación por entonces, sino en la práctica diaria, desde muy joven, rodeado de periodistas de fuste en el diario El Mundo, donde se inició. Hay que imaginarlo tan joven en medio de talentos como Víctor Zannier, René Rocabado Alcócer (su tío) y Jorge Suárez, entre otros.

“Yo estuve ahí” era un ejemplo de narrativa de no ficción que Kapucinski hubiera alabado en vida, y quizá después de ella.

La guerrilla de Ñancahuazú y su cobertura informativa fueron los días de gloria de Chechi Nogales, aunque luego prodigó su talento en Radio Cochabamba, en esta casa periodística, en la fundación de La Voz, en el Canal Universitario y en tantos otros intentos, siempre alejado del poder, de la dádiva, del favor oficial, y respetuoso de su oficio de periodista, pues jamás fue funcionario público.

Pues bien, acabo de leer la memoria periodística de los días del Che escrita por José Nogales Nogales, y le auguro un gran éxito editorial, en el cual estoy, estamos, firmemente empeñados.