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sábado, 27 de octubre de 2012

títulos honorario "honoris causa" que apasionan a Evo, a García Linera porque los "hace grandes" a cambio de qué? (BelP responde)

Hay sacrificios que vale la pena hacerlos. Argentina se ha vuelto uno de los principales aliados de la Venezuela de Hugo Chávez, siempre ávido de respaldo político y a cambio, el Gobierno venezolano aprueba un acuerdo comercial que supera los 1.100 millones de dólares, que entre otros negocios, permite la compra de diez mil automóviles de industria argentina, carros que en principio tenía previsto adquirir de Colombia, un país que se ha distanciado del chavismo. Brasil sacrificó sus principios y su prestigio cuando facilitó de manera muy poco ortodoxa el ingreso de Venezuela al Mercosur y a cambio, el régimen de Chávez autorizó la compra de 20 aviones brasileños por un valor de 900 millones de dólares. No vamos a mencionar los sacrificios que ha hecho Bolivia para mantenerse alineado a las directrices de Caracas y tampoco conviene recordar lo poco que ha hecho el país caribeño para retribuirle, al margen de los famosos chequecitos, que son una bicoca comparados con los textiles que ha dejado de vender nuestro país y que Venezuela nunca compró como lo había prometido. Bolivia acaba de hacer un nuevo sacrificio. Va a incrementar las ventas de gas a Argentina, un país desesperado por superar su crisis energética. Los más perjudicados en este negocio son los propios bolivianos, pues como se sabe, cada vez hay menos gas para el consumo interno. A cambio, lo único que ofrece Argentina son títulos de doctor honoris causa.

martes, 23 de octubre de 2012

con esta declaración Evo se echó encima a transportistas que han efectuado un paro salvaje, los llamó defensores de narcos, de chutos, de corruptos. las reacciones no se dejarán esperar

El presidente Evo Morales afirmó este martes que quienes cuestionan la ley de extinción de dominio son defensores del narcotráfico y del contrabando, alusión directa al paro de 24 horas del transporte público que se realizó en al menos ocho departamentos.
 
El mandatario que participo en la posesión del nuevo Fiscal General del Estado, Ramiro Guerrero, dijo que una de las tareas de la nueva autoridad será iniciar una "guerra" contra narcotraficantes y contrabandistas. 

“Estamos debatiendo una ley para aprobar una extinción de dominio y no puedo creer que algunas organizaciones sean defensores de narcotraficantes, de contrabandistas y corruptos. No me pasa en la mente”, manifestó Morales.  

En la oportunidad el presidente Evo Morales pidió a la nueva autoridad del Ministerio Público que si encuentra alguna denuncia en su contra o la del vicepresidente García Linera no dude en procesarlos con todo el rigor de la ley.  

“Mi pedido al doctor Guerrero: si alguien demanda con argumentos con verdades a Evo Morales, procéseme doctor Guerrero. No queremos ningún favor ni el presidente ni el vicepresidente (…), si podemos tener en tema legales esa es nuestra debilidad de Evo y Álvaro vamos a ser procesados por culpa de nuestros abogados, del gabinete jurídico y vamos a enfrentar pues, vamos a ser procesados no tenemos ningún miedo”, manifestó Morales.  

En la oportunidad dijo que cuando haya falsas acusaciones contra autoridades del Gobierno, la fiscalía debería actuar de oficio para hacer prevalecer la defensa del Estado, aunque pidió que no se haga nada por las difamaciones que existen en su contra.  

lunes, 22 de octubre de 2012

El Dia considera urgente una evaluación del trabajo judicial cuando hay más de 50 magistrados observados. la calidad del trabajo de la Justicia deja mucho que desear y sigue acusando los mismos defectos el primero la retardación . desencanto y corrupción e incompetencia. no conocen su trabajo.


La histórica elección de magistrados –aunque no exenta de polémica- que tuvo lugar hace un año a través del veredicto popular, se ha mostrado como un auténtico avance en la administración de la justicia en el país. Sin duda que la voluntad expresada en las urnas tiene un peso específico a la hora de valorar la participación ciudadana en este tipo de situaciones y corresponde destacarla en su justa dimensión. Sin embargo, a un año de la elección de funcionarios del Poder Judicial, se hace preciso evaluar los resultados iniciales, tanto en el comportamiento demostrado por tales magistrados electos respecto del ejercicio de la ética, como en su capacidad para administrar justicia. 

Esta evaluación se presenta como necesaria y perentoria. Por una parte, porque muchos de los magistrados han dado la impresión de no estar a la altura de las circunstancias. De tal manera, los cuestionamientos a su función pública han ido subiendo de grado y número hasta adquirir visos de descalificación. Desde esa perspectiva, no solo se sigue señalando a la corrupción como el mal crónico que atenaza a los administradores de la justicia, sino que a este lacerante problema se ha sumado la supuesta incompetencia de los funcionarios públicos electos. Se les acusa de una mayor retardación de justicia que antes, y de mantener inmutables las conductas del pasado señaladas como delictivas.

Las noticias de prensa registran el cuestionamiento de al menos cincuenta y seis magistrados en el país. Esto significa que el desempeño de cierto porcentaje de estos funcionarios públicos debe evaluarse de acuerdo a parámetros y criterios objetivos para evitar daños y perjuicios no solo a la población litigante sino a los propios profesionales de Derecho. Resulta lógico suponer que estos daños, a la larga, tienen que repercutir en la vida institucional del país. La mora procesal, por ejemplo, se ha señalado como uno de los problemas a resolver por los magistrados electos, supuestamente imbuidos de una alentadora mentalidad de cambio. Los datos demuestran que la mora ha empeorado.

En el terreno de los hechos, todo indica que en vez de avanzar se ha retrocedido en muchos aspectos. Si la elección de magistrados por el voto popular se ha considerado un triunfo político del actual Gobierno, actualmente el creciente cuestionamiento al desempeño de los magistrados se puede convertir en una especie de “bumerang” por el desencanto de la población civil en la administración de la justicia, aspecto que más temprano que tarde puede pasarle la correspondiente factura al Ejecutivo. Otro aspecto preocupante es la persistencia de la corrupción, la que se ha puesto en evidencia a los ojos de los propios legisladores oficialistas, lo que configura la dimensión del problema.

Más inquietante aún viene a ser la supuesta incompetencia de los magistrados para resolver los casos de acuerdo a su responsabilidad y capacidad. De comprobarse este aspecto, habrá que admitir que una de las fallas de este proceso de elección popular de los magistrados ha sido la escasa información y preparación de la ciudadanía para elegir con criterio a estos funcionarios públicos. El magistrado Cusi, con su publicitada lectura de las hojas de la coca para decisiones judiciales se ha convertido en el principio de las dudas. Por ello, nada mejor para el país y el propio Gobierno, que preparar y ejecutar una evaluación calificada del desempeño de los magistrados. El país lo agradecerá.
Habrá que admitir que una de las fallas del proceso de elección popular de los magistrados ha sido la escasa información y preparación de la ciudadanía para elegir con criterio a estos funcionarios públicos.

sábado, 13 de octubre de 2012

Eduardo Nogales leyó Una Mina de Coraje que relata la historia de Pío XII ordenada según las direcciones de tres sacerdotes, Lyno Granieir, Gregorio Iriarte y Roberto Durette su director actual. refiere el oblato su relación con el Sindicato Minero y el control obrero Federico Escóbar legendario maoísta que "carajeaba" a los gerentes de Catavi y Comibol. enternece el relato narrado al comunicador de un hombre que amó a Bolivia y a sus mineros


Los hombres, cuando irrumpen encrucijadas, o al menos incertidumbres, o ciertos acosos del alma, se fijan a menudo en aquellos instantes axiales en los que el pasado, el presente y el futuro se agolpan y deslumbran como contenidos densos que explican de manera extraordinaria el tamaño del mundo y sus circunstancias.
Gregorio congratulado por E.Morales en Septiembre pasado
Así, con cierta intensidad, hace días había leído durante toda la noche el libro Una Mina de Coraje, la historia de la radio Pio XII, escrito por José Ignacio López Vigil (Aler/Pio XII, 1984) luego de una conversación que tuve en los días de septiembre con el padre Gregorio Iriarte en su humilde alcoba de la casa de los Oblatos en Cochabamba. En este libro, el padre Iriarte narra parte de su vida, aquella definitivamente marcada para siempre en las páginas trágicas de la historia del sindicalismo minero y la radiodifusión popular. El énfasis que ofrecía su conversación, coincidía con las huellas que llevaba en el corazón y la memoria respecto al dolor y la entrega que le ocuparon los años en el campamento minero de Siglo XX, sin evitar su inocultable admiración por el dirigente minero Federico Escobar Zapata.
La importancia de estos años de Iriarte se muestra cuando nada menos que el presidente de Bolivia, René Barrientos, le pide al oblato Gregorio Iriarte, explicar a su gabinete sobre la situación minera luego del despido de 5 mil mineros y una rebaja del salario obrero del 40 por ciento en 1965; y, aquel almuerzo del Presidente sólo con Iriarte en La Paz, cuando Barrientos le pregunta por qué hizo escapar a Federico Escobar Zapata a Chile. He aquí que las minas, el sindicalismo, la Pio XII y los oblatos, eran una referencia ineludible de aquellos inolvidables años.
El tono era menor cuando recordaba otros episodios políticos. Pero nuevamente avivaba la voz y la luz de sus ojos cuando se refería a sus libros escritos, con la misma emoción que le inducía relatar  los años que vivió en Siglo XX.
Y, es aquí, en definitiva, que destella el punto axial del sacerdote Iriarte, aquel que cuando llegó en 1964 a Bolivia a convertir almas, de pronto fue convertido a la martirizada causa obrera, aunque es mejor decir, al doliente destino de Bolivia. Y no cejó en esa militancia hasta el último respiro de su vida. El día 11 de octubre de 2012, en una clínica de Cochabamba, antes de las 4 de la tarde cuando fallece -recuerda el padre Roberto Durette- una luz en su espíritu le induce a solicitar a sus hermanos oblatos a llevarle a su casa para seguir trabajando en pos de su irrenunciable causa. Sí, estruja el alma y la persistencia de una vida inclaudicable.
Escribió libros, porque a pesar de todo, la palabra valiente y coherente entre la vida y la obra, escrita en cualquier soporte y tiempo, conmoverá siempre la impiedad de la inconsecuencia de cierta inhumanidad. Es esta palabra, al final, que queda en el deslumbramiento de una vida que no ostentó nada más que el amor a Dios y al destino de los que fueron condenados a la miseria y la humillación.
Y como una indeseada querella, son estos hombres  sin precio, en la historia del siglo XX de Bolivia, que se van de a poco, dejando a su manera, un cierto desdén y una inocultable piedad a las caballerías livianas del olvido y la inconsecuencia.
El autor es comunicador