Los pioneros de la Radiodifusión en Bolivia acumulan el mérito de haber roto la barrera de la incultura, la desinformación, el privilegio y haber logrado que la noticia, la cultura, los derechos se hubieran extendido venciendo el lenguaje, las regiones, las distancias.
Dos imágenes, dos escenarios. El gigantesco Cristo de la Concordia en la cima del Cerro San Pedro de la ciudad de Cochabamba, Bolivia como símbolo de la Fé y de la Unidad del pueblo de Bolivia y obligado referente de nuestro punto de partida. A la derecha, la escultura de Poseidón de la mitología griega, logotipo de la ciudad de Gotemburgo nuestro Destino Final.
Con un micrófono como toda herramienta y la voz y el intelectos se lanzó en busca de audiencia y se fue ganando oyentes en este orden: Radio Loyola de Sucre, detrás de un micrófono, pero cantando con el coro del colegio Don Bosco en homenaje al mes de mayo de 1954, justamente cuando dicha emisora de los padres jesuítas era lanzada al aire. Luego en Potosí, para precisar en la Radio Potosí, la Voz de la Montaña de Plata, cuyo propietario era el Padre José Zárate, pero que se la dió en regalo a Ennio Rodríguez bajo ciertas condiciones, como que llevara la opinión que el mismo escribía o alguno de sus cercanos como Eustaquio Bilbao La Rioja, hermano del legendario Bernardino, héreo de la Guerra del Chaco. Radio Potosí, era la voz cantante de la comunidad, sus espacios radiales eran tan populares, que todas las noches, una multitud se reunía para escuchar sus parlantes que colgaban de un balcón de la Plaza Sucre, puesto que la gran mayoría de los potosinos todavía no tenían su receptor propio. Su primer espacio, un programa infantil "la cajita de música" destinado a los niños y aprovechando las vacaciones escolares de fin de año, que echaba el viaje de Sucre a Potosí. Ya trasladado a la ciudad de su natalicio, fue invitado a la lectura de noticieros junto a Ennio, hacían buena pareja, aguda la voz de este, tenía su contrapeso en el tono casi baritonal de Mauricio. La audiencia aumentaba cada dia, y hasta le ofrecieron un primer sueldo, algo así como sesenta bolivianos por mes. No era nada, pero servía de aliciente y ayudaba en su formación. Luego sería el gran salto a La Paz y a los micrófonos de una gran estación de alcanze nacional, Radio Amauta propiedad de Genaro Saavedra Pérez un periodista de fuste, que escribía muy bien, pero que necesitaba alguno que leyera sus escritos con toda vivencia. Y de ello hablaremos más adelante.
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Dos imágenes, dos escenarios. El gigantesco Cristo de la Concordia en la cima del Cerro San Pedro de la ciudad de Cochabamba, Bolivia como símbolo de la Fé y de la Unidad del pueblo de Bolivia y obligado referente de nuestro punto de partida. A la derecha, la escultura de Poseidón de la mitología griega, logotipo de la ciudad de Gotemburgo nuestro Destino Final.
Con un micrófono como toda herramienta y la voz y el intelectos se lanzó en busca de audiencia y se fue ganando oyentes en este orden: Radio Loyola de Sucre, detrás de un micrófono, pero cantando con el coro del colegio Don Bosco en homenaje al mes de mayo de 1954, justamente cuando dicha emisora de los padres jesuítas era lanzada al aire.
Luego en Potosí, para precisar en la Radio Potosí, la Voz de la Montaña de Plata, cuyo propietario era el Padre José Zárate, pero que se la dió en regalo a Ennio Rodríguez bajo ciertas condiciones, como que llevara la opinión que el mismo escribía o alguno de sus cercanos como Eustaquio Bilbao La Rioja, hermano del legendario Bernardino, héreo de la Guerra del Chaco.
Radio Potosí, era la voz cantante de la comunidad, sus espacios radiales eran tan populares, que todas las noches, una multitud se reunía para escuchar sus parlantes que colgaban de un balcón de la Plaza Sucre, puesto que la gran mayoría de los potosinos todavía no tenían su receptor propio.
Su primer espacio, un programa infantil "la cajita de música" destinado a los niños y aprovechando las vacaciones escolares de fin de año, que echaba el viaje de Sucre a Potosí. Ya trasladado a la ciudad de su natalicio, fue invitado a la lectura de noticieros junto a Ennio, hacían buena pareja, aguda la voz de este, tenía su contrapeso en el tono casi baritonal de Mauricio. La audiencia aumentaba cada dia, y hasta le ofrecieron un primer sueldo, algo así como sesenta bolivianos por mes. No era nada, pero servía de aliciente y ayudaba en su formación. Luego sería el gran salto a La Paz y a los micrófonos de una gran estación de alcanze nacional, Radio Amauta propiedad de Genaro Saavedra Pérez un periodista de fuste, que escribía muy bien, pero que necesitaba alguno que leyera sus escritos con toda vivencia. Y de ello hablaremos más adelante.
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