Se viene anunciando con bombo y sonaja, que gracias a la generosa ayuda de Venezuela se está montando un gigante aparato de propaganda denominado "radios Comunitarias", que por el momento se limitan a estaciones de radio, y que más tarde se anexarán estaciones de televisión, al servicio de los grupos sociales y más concretamente al partido de Gobierno MAS.
Es cierto que tratándose de unidades de trabajo, es lógico que se convertirán en fuentes de trabajo para cientos de radialistas en todo el país. Sin embargo debemos recordar que en un momento dado por los años 60, se dio un fenómeno parecido, cuando la entonces poderosa Federación de Mineros, consiguió poner en marcha estaciones de radio en cada una de las empresas mineras, algo parecido surgió con las radios fabriles en varios distritos del país y las radios ferroviarias todas dependientes de sus patrones sindicales.
Durante un tiempo no mayor al decenio, todo funcionó a pedir de boca, las radio estaciones se consolidaron, financiadas con las cuotas de los trabajadores, fue posible contratar profesionales competentes, mejorar por ej., los servicios informativos, de entretenimiento, de publicidad, etc., hasta que el contenido de estas cadenas, colisionó con los intereses partidarios, hubo inseguridad, perdieron su financiamiento y terminaron siendo desmanteladas. Algunas radio estaciones no pudieron pagar beneficios sociales a sus trabajadores y fueron rematadas o sus equipos de dieron en pago a los comunicadores, o sea, el experimento terminó en un desastre. Las radios mineras desaparecieron, y las fabriles y las ferroviarias. Sobrevivieron las emisoras religiosas, sostenidas por la Iglesia, más propiamente por la Conferencia Episcopal, los Obispados y las parroquias, algunas de estas radios, como Emisoras Pio XII, San Rafael, San Gabriel, Radio Fides, Loyola, y otras pocas son todavía centros de trabajo, de superación, de empleo fijo para cientos de trabajadores.
Al iniciarse este nuevo experimento bajo la iniciativa del Gobierno de turno, y dado el entusiasmo del mismo Presidente Morales, todo hace pensar que las radios comunitarias se convertirán en otro instrumento de propaganda del partido gobernante o de grupos económicos como los cocaleros que al parecer cuentan con recursos suficientes para costear la operación de 23 emisoras iniciales.
Como Gente de Radio, nos interesa que el proyecto signifique puestos de trabajo estable, permanente, serio para locutores, operadores, libretistas, comunicadores, administradores y técnicos, que se respete la profesionalización radial, que no se tome como empleados a personal improvisado, incondicional a los líderes momentáneos y que se les pague lo justo, con todas las garantías de estabilidad y legalidad y que no se vean sujetos a imposiciones de elementos politizados, que den prioridad a la consigna de los caudillos, en lugar de los valores éticos que todo radialista tiene el deber de cumplir y hacer cumplir como cualquier otro profesional llámese médico, contable, profesor o ingeniero.
Los sindicatos, federaciones y la confederación de trabajadores de Radio y Televisión tiene la difícil tarea de supervisar las contrataciones y asegurarse que las condiciones de trabajo obedezcan a principios de dignidad e independencia en el ejercicio de la profesión radial.
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