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sábado, 23 de junio de 2007

La huída de Federico Escóbar a Chile

Fue posible gracias a la ayuda directa de los sacerdotes Oblatos de María Inmaculada que lo ocultaron en la Casa Parroquial, le proveyeron de documentos falsos, lo transportaron de Llallagua a Oruro, de allí a Turco y desde ésa parroquia oblata hacia Chile. Los detalles de cómo el sacerdote Gregorio Iriarte arriesgó su vida y seguridad para pasar los retenes militares de las fuerzas del ejército que rodeaba los campamentos mineros los reveló Gregorio en el libro Una Mina de Coraje escrita varios años despues.(1985-Editorial Aler) Lo más extraordinario es que éste mismo Federico en los primeros tiempos de Radio Pío XII, había sido enemigo acérrimo de "los curas de la Pío" hasta había tenido un intercambio de golpes de puño con otro sacerdote Mauricio Lefebre (que murió como mártir al defender a sus alumnos en las acciones de 1971 en las barricadas de La Paz, contra el golpista Bánzer), cuánta energía puso de su parte para boicotear y contrarrestar la obra católica hasta que el destino hizo que trabara relación primero con las monjitas que atendían a la esposa enferma de Escóbar, a sus numerosas hijas e hicieran las tareas hogareñas más imprescindibles y algo después con el mismo Gregorio. Antes del 24 de junio en que las tropas de Barrientos ingresaron a las minas y abatieron toda resistencia a sus órdenes, entre ellas la disminución de los salarios de los mineros, so pretexto de una crisis en la economía de Bolivia, hubo escaramuzas y preparativos, el asedio a los campamentos duró algunas semanas y la persecusión a los dirigentes sindicales del Partido Comunista Chino como Escóbar, de las formaciones lechinistas como Pimentel y de los troskystas-poristas, algunos de cuyos dirigentes principales que se habían escondido en interior mina fueron finalmente desaparecidos o asesinados.
Escóbar tuvo todo el apoyo en Chile, en un principio de la Iglesia y de Derechos Humanos y muerto Barrientos pudo regresar a las minas y continuar con su liderazgo ya que era apreciado por los trabajadores a quienes de verdad prestaba ayuda desinteresada. El Padre Gregorio vive en Cochabamba y trabaja activamente dentro de la Comisión Social del Episcopado y en sus estudios particulares, es un acucioso observador de la realidad boliviana y no deja de publicar estadísticas reveladoras y artículos de prensa en los campos de su reconocido dominio.

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