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miércoles, 29 de agosto de 2012

Juan León Cornejo que recibió palos, prisión, destierro por su condición de periodista en las dictaduras, nos recuerda con su "De un 21 de agosto a otro 21" la persecusión padecida como hoy les toca a otros compañeros


Grave. Son los vientos de agosto.  Los de hace 41 años, un 21 de agosto, abrieron las puertas a 18 años de dictaduras militares. ¿Se acuerdan?.  Con eso del caos y la anarquía, los muchachos del general nos majaron a palos. “¡Zurdos, tirabombas, guerrilleros, comunistas y terroristas!”, nos decían. Y guay del que abría la boca... “¡Talón, planta, punta,  a la prisión!”.  A mi amigo, “El Canalla”, le dijeron “discriminador, racista”, y lo mandaron a Buenos Aires, con salvoconducto y todo. Había escrito “la robusta esposa”, en una nota sobre la primera dama, nacida en Santa Cruz. Como a él, la “beca Banzer” nos tocó a 74 periodistas. Y duró hasta el 78, cuando renunciaron al general.
Ya me había olvidado de ese 21 de agosto de 1971. No sé si casualidad o bromitas de la vida, pero el martes pasado, 21 de agosto también, me lo recordaron de golpe. Le metieron nomás la demanda a algunos colegas por “racismo”. Y guay del que abra la boca... porque quieren “sentar precedente”. Y como no les gusta dar salvoconducto, puede nomás ser...  “talón, planta, punta, tiene razón, pero marche preso”.  Aunque ahora hasta la Constitución reconoce la Ley de Imprenta y los tribunales de ética y autorregulación para manejar esos líos  Viene pues pesada la cosa.
Parece que mucho no les gusta que metamos las narices donde no quieren. Aunque lo que hacen nos ponga la vida patas arriba o nos la hipoteque para siempre. A todos. Como entonces, se hace lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Pero al general, sabemos que no le surtió y eso que tenía montón de plata, Igualito que ahora, ¿nové?. Y apoyo del Imperio tenía, que no es lo mismo que el del comandante pa’lante, pero es igual.  Pero tozudos todos, siguieron entonces diciendo lo que pensaban y sabían, adentro y desde afuera. Y como el general no tenía quién le escriba (como diría el Gabo) sin temor a que se enoje o lo renuncien, sus escribientes nunca le dijeron lo que estaba haciendo mal. Hasta que llorando se fue.
Mucho no creo en eso de que si hay parecido con personajes reales es por pura coincidencia.  Aunque la moda hoy no es contra los “zurdos, tirabombas, guerrilleros, comunistas y terroristas”, porque los pecados de ayer son las virtudes de hoy, igual nomás se enojan. Miren nomás, ¡qué mundo redondo!. La cuestión es que aunque los extremos se junten, a las gentes no les gusta andar por la vida como caballo percherón o con bozal, ¿nové?, y se sacuden las pulgas.

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