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miércoles, 20 de mayo de 2009

de nada vale que el portavoz trate de desdecir. lo dicho, dicho está. Evo quiere el poder absoluto eso se llama totalitarismo. así de simple


Hacia el control absoluto
Mauricio Aira


De entrada partimos de la comprobación que hace Los Tiempos en reciente editorial cuando apunta, “no resulta sorprendente que una y otra vez Morales proclame su deseo de instaurar un régimen totalitario y lo haga sin temor a las críticas” refiriéndose a la absoluta claridad de decir lo que siente sin ambages. Como era de esperar, una ola de reacciones en contra provocó tal confesión e hirió el sentimiento democrático opuesto al totalitarismo, por lo demás nada extraño a similares trances soportados por otros pueblos como el haitiano que tuvo que soportar entre otros fenómenos la politización de la policía cuando allí como está sucediendo aquí se ha venido dando la polarización y la intolerancia tan fuertes que crean tal tensión social, en medio de la violación de los DDHH empezando por la libertad de expresión.
Justamente en Haití se dio que “decenas de periodistas y trabajadores de la prensa de distintas edades fueran asesinados, maltratados, arrestados, amenazados o forzados al exilio” conforme lo reveló el Grupo de Reflexión y Acción para la Libertad de Prensa durante el gobierno de Jean Arístides denunciado por la Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia Católica que dio a conocer sus 117 asesinados y desaparecidos, tratándose en muchos casos de jóvenes arrancados de sus hogares por encapuchados en uniforme policial. Se citó a los Delmas 33, grupo de élite que operaba sólo de noche especializado en la violencia sexual, ro bo, tortura, ejecución secuestros
Es lógico que el Gobierno desmintiera excesos, hasta cuando un experto de NNUU Louis Joinet efectuara un trabajo para descubrir la existencia de una policía paralela sujeta al entorno del tirano. Ojalá el Sr. Joinet pudiera ser destacado a Bolivia para efectuar la investigación de los casos pendientes, crímenes de La Calancha, de Christian Urresti, de los huéspedes de Las América, y otros varios. La atracción por el poder la sintieron muchos intelectuales como Platón, Hegel, Nietzsche, Heidegger, Ortega, Foucault en forma intensa. El poder se camufla en la magia o en el secreto por lo que es difícil conocer sus alcances y estrategias, por ello ha sido objeto de obras y dramaturgias. ¿Porqué se busca tanto el poder?, ¿cómo se lo obtiene, cómo se lo pierde? La literatura está colmada de ejemplos de quienes persiguieron el poder político por encima de toda ley Augusto, Napoleón, Hitler, Perón, Stalin supermodelos de absolutistas que sucumbieron a los efectos de su poder totalitario.
No se extraña por ello Los Tiempos de la perseverancia, diríamos mejor, la testarudez con que el MAS busca el control de los tres poderes, que no sería suficiente sin el control de otras fuentes de poder como los medios de comunicación cuya sola existencia no va con los totalitarismos, lo que explica porqué Cuba no tiene prensa independiente, y Venezuela está viendo reducir o amedrentar sus medios, igual que en Bolivia.
Contabilizados los atropellos contra la libertad de prensa llegan a 174 y los periodistas ultrajados, golpeados, despojados de sus herramientas de trabajo pasan de 400 nos ilustran de la fragilidad en que se desarrolla su labor, sin contar las acciones colaterales control y desinformación, negativa al acceso de las fuentes y documentos de la noticia, proliferación de medios oficiales para “difundir su verdad”, desplazamiento del avisaje y la publicidad del Estado a los medios masistas, lo que equivale a una odiosa discriminación que se venía llegar pero que se agudizó en las últimas semanas.
Las dificultades para cumplir su rol de informar, enterándose primero de cuanto acontece en el frente oficial, están reduciendo sus posibilidades de ofrecer puestos laborales y obstáculos en un crecimiento normal y progresivo, todo ello para corroborar el plan siniestro de asumir el poder totalitario de la Nación.
Fue el pensador católico Jacques Maritain que en su “Humanismo Integral” precisó el término cuando apareció el fascismo italiano por los 20 del pasado siglo, citando al mismo Mussolini que ofrece una definición “para el fascismo todo está dentro del estado y nada humano o espiritual existe ni tiene valor fuera del estado, en ese sentido el fascismo es totalitario” ciertamente la reminiscencia obligada cae en “el cambio” que estamos soportando de un líder descristianizado para quién el estado lo es todo y claro está él mismo como su indiscutible conductor.








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